Por: Fidel Ríos G.
Lo sucedido con Magaly Medina, la polémica conductora de espectáculos, no es otra cosa que una infausta huella, una costra abierta para la libertad de expresión, aunque pareciera que a los medios de comunicación -al igual que un extenso mar, pero infestado de sucias pirañas- les resulta más beneficioso atacarla a diestra y siniestra, sin siquiera poder pescarla. Ella, sin embargo, sobrevivió a la ola mediática a la que fue inspirada su propio personaje.
Que si pagó su condena a finales del año pasado en el ex penal de Santa Mónica (2 meses), que si debió ir muchísimo antes allí por difundir imágenes de ex bataclanas prostituyéndose, que destruyó cuantiosos hogares por los denominados `ampays´. Lo cierto, entre otras atribuciones, es que nada justifica que una periodista, sea cual sea su caso, haya estado entre rejas y luego pedido disculpas públicas.
En Estados Unidos o Europa no existe cárcel efectiva para los hombres de prensa, aún éstos hayan injuriado o bombardeado con insultos a personajes importantes. A los medios, allá, se los considera el verdadero cuarto poder del Estado y no una sopa de letras combinada con ceviche.
Caso Paolo Guerrero
Antes de romper la orden de rectificación, lo mejor hubiera sido -a expensas del orgullo- tomar seriamente la demanda, previa discusión con su entonces abogado Cesar Nakasaki, un hombre siempre en el ojo público, al que se le atribuyen defensas de corruptos, asesinos y narcos. Entre los más conocidos, Alberto Fujimori y Hermosa Ríos, por violación de los derechos humanos; y Luis Valdez, por tráfico ilícito de drogas. Mucho ruido y pocas nueces. Al final, temblorosos procesos terminaron por matar el encantador floro.
Golpe a la viveza. Magaly, de otro lado, hubiera evaluado la veracidad de las fotos y averiguar por qué salió su falacioso fotógrafo de Perú.com, para llegar a su revista `Magaly TeVe´.
Chaleco antibalas. Sin embargo, ahora, último, tras su rectificación, al parecer salió victoriosa frente al incesante rosario de acusaciones, como el del `inefable´ y siempre áspero, Fernando Vivas, critico de televisión del diario El Comercio, qué de tratarse de poner las cabezas de Laura Bozzo, la tigresa del oriente y la urraca, sumaría a éstas y las cambiaría por un programa light de Marco Aurelio Denegri junto a la congresista Martha Hildebrandt, pero caracterizados por los geniales cómicos Carlos Álvarez y Jorge Benavides, respectivamente.
¿Victima o victimada?
Al contrario de lo que pueden hacer sus más de 20 puntos de rating por día, lo que la querellada Magaly ha logrado es cosechar un recio cimiento, es decir, aparte de tragarse su orgullo y poner su credibilidad en juego, tuvo que observar desde la vereda de los acusados centenares de procesos injustos o por resolver, por ejemplo, de personas atropelladas, estafadas o simplemente silenciadas por favoritismos, aquellas que por llevar apellidos rimbombantes, estrujan el rostro y zarandean sus bolsillos, no en busca de una coima sino de su celular y listo, `arreglao´.
No esperaré que sus preguntas se acumulen. ¿Este tipo estará prendido veinte horas a la semana al programa Magaly Tv o será un ex urraco arrepentido en busca de recobrar su posición en el campo de los ampays? La respuesta es no, simplemente lanzar una posición distinta al escándalo, así como en la iglesia ingresa perro, pericote y gato, ¿por qué no puedo dejar abierta la posibilidad que Magaly, ahora más que nunca, fue un producto echo a la medida de sus cholliwodentes?
Mientras tanto, en vez de arropar lo que no es suyo, una opción para el crecimiento personal de nuestros congresistas sería matricularse en cursos acelerados en Ciencias Políticas con proyección internacional, lo que en habida cuenta aminoraría sus deprimentes como lapidarios curúles al que fueron elegidos.
Dato:
- Magaly Medina fue condenada a pedir disculpas públicas al jugador del Hamburgo alemán, Paolo Guerrero, en dos emisiones de su sintonizado programa `Magaly Tv´ por 13 min. 8 seg. cada una, además retractarse en su revista `Magaly TeVe´.
- En 2007, el fotógrafo de su revista, Carlos Guerrero, `ampayó´ supuestamente al futbolista salíendo del restaurant Friday's, alrededor de las 2 y media de la madrugada, cuando éste debía estar en la concentración del seleccionado nacional para su próximo encuentro contra Brasil.
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